La catequesis en la parroquia
Poco después del nacimiento de la Parroquia en 1970 se puso en marcha uno de los medios de iniciación cristiana: La catequesis. Es esta una misión que está impresa en el mismo ser de la parroquia, y a través de ella, colabora con las familias especialmente en la iniciación y formación religiosa de sus hijos. Son tiempos particularmente intensos los años de preparación para recibir los sacramentos de la Penitencia, Comunión y Confirmación.
En los primeros años de la parroquia, la sociedad de nuestro entorno guardaba la tradición religiosa; había mucha relación entre las familias y la parroquia y los niños acudían a la catequesis con un bagaje suficiente de conocimiento religioso sobre el que seguir creciendo.
Se comenzó la labor con D. Federico y una catequista, pero en pocos años aumentó el número de niños rápidamente, ya que S. Juan era un barrio joven. Así que a Mª Puy, primera catequista, se le fueron añadiendo otros catequistas conforme se iban formando grupos que abarcaban desde la preparación para la Primera Comunión (1º y2º de EGB) hasta la Confirmación. Por el equipo catequético dirigido por D. Federico, fueron pasando numerosos catequistas que nos han ido dejando huella y recuerdos entrañables. Citaremos entre otros a Nieves, Maite, Carmen, Ana, Gotzone, Juana Mª, Mª Paz, Adela, Elena, Ana, Félix, José Antonio, Filo, Esperanza, Mirentxu, Ana y José, Cristina y José Mª, Enrique, Alicia, Cristina, Blanca, Laura, Cuca, Angel Mª, Cristina, Marta, Arantza, Eva, Pili, Mª Elena, Marian, Pepe, Mª Carmen, José Ignacio, Mª José, Mª Jesús, y otros. Algunos de ellos ya no están entre nosotros, pero a todos les recordamos con cariño y agradecimiento.
Los primeros años las catequesis se impartían en las capillas laterales de la Parroquia. El espacio se hizo insuficiente en muy poco tiempo. En 1975 se inauguró el Centro parroquial ubicado a poca distancia de la Parroquia, en la misma Avenida de Barañáin. Ciertamente supuso un respiro. Estaba dotado de 6 “aulas”, 2 despachos y servicios. Lo cual permitía además de las catequesis de los niños y adolescentes, sesiones de formación cristiana con adultos, dirigidas por D. Javier, y otras actividades parroquiales.
Las primeras catequistas recuerdan que preparaban sus sesiones con la información oral y escrita recibida de D. Federico, que fue siempre el responsable de las catequesis. Con el paso de los años se han ido presentando en la Diócesis diversos textos de catecismo, que han resultado muy útiles, tanto para los niños como para los catequistas, hasta llegar a los actuales que compendian y explican con letra e ilustraciones gráficas lo necesario para mostrar a los niños de esas edades lo nuclear de nuestra fe.
Durante unos años fue D. Pascual Zalba el encargado de las catequesis de Confirmación.
Desde hace años se ha ido evidenciando una drástica disminución del sentido y la vivencia religiosa en nuestra sociedad, que (unido también al envejecimiento del barrio) se refleja en el menor número de niños y adolescentes en las catequesis Esto supone que, cuando menos en algunos casos, hay que comenzar en la catequesis con las primeras fases del despertar cristiano e iniciarlos en la práctica cristiana.
Durante los años 70, 80 y 90 del siglo pasado, la formación catequética ofrecida por la parroquia se iniciaba con los niños de 7-9 años, para la primera Comunión, continuaba con otros cinco de postcomunión y concluía con los tres de Preconfirmación; era un proceso continuo. De modo general el sacramento de la Confirmación lo recibían los jóvenes a los 17 años. El cambio en la sociedad, arriba señalado, ha conducido a un empobrecimiento formativo en los niños, ya que actualmente, desde hace unos años, los niños acuden únicamente a 2 cursos para la preparación de la primera Comunión y 3 cursos para la preparación de la Confirmación. Se dedica menos tiempo a la iniciación y formación religiosa. No puede sorprender por ello que esa falta de continuidad en la educación religiosa y de enraizamiento de la fe cristiana en los niños lleve a una merma en la práctica religiosa. No siendo grupos muy numerosos como en los primeros años los que se preparan para recibir la Confirmación, en estos últimos años los jóvenes vienen con ilusión y ganas. Es un aliento a nuestra esperanza.
Actualmente la parroquia cuenta con un equipo numeroso de catequistas, Asun, Maura, Ane, Amparo, María, Carmele, Marta, Ana, Maite, Rosa, Mª Ángeles, Patricia, Camino y Ambrosio, Elena y Juanjo, Mercedes y José Manuel, Mª Nieves, Teresa, Mila, Mª José, Cristina, Carmen; incansables y con una gran ilusión en el desarrollo de su tarea, que reciben su paga: la vivencia gozosa con los niños cuando reciben los sacramentos.
Un complemento a esta labor fueron los campamentos. Eran como una gozosa continuación de las catequesis para los niños y para sus padres. Todos los veranos a lo largo de unos 30 años un grupo grande de niños y niñas de la parroquia, celebrada su primera Comunión iban durante unos 10 días a pueblos en los que se contaba con la infraestructura adecuada para mantenerlo. Ustés, Baráibar, Estella, Santesteban, Elizondo, Guriezo, Yabar, Roncesvalles, Garralda, Orbaicera, Arive… acogieron a los niños y sus jóvenes monitores. Muy importante fue la presencia de aquellas madres, Maite, Ana, afectuosas y solícitas que se ocuparon no sólo, de que no faltara el avituallamiento y la buena comida, sino también en su bienestar esos días. Siempre bajo la tutela y el buen hacer de D. Federico. Los chavales aprendían a convivir. Cantaban, rezaban, hacían marchas y lo pasaban estupendamente. Si hacía buen tiempo salían por el campo o iban a la piscina. Si el tiempo era malo se inventaban teatros y preparaban representaciones. Así, el día de los padres, que también lo había, tras la Misa que reunía a todos y comida conjunta en un ambiente delicioso, los padres tenían la oportunidad de sorprenderse y disfrutar ante las célebres actuaciones de sus hijos en aquellas obras de teatro que presentaban. Para ellos era muy importante la última noche con el fuego de campamento que les dejaba un bonito recuerdo. Esta labor de los campamentos se dejó de hacer hace unos pocos años.
Con lo leído más arriba ya se intuye que la catequesis con los niños no ha sido nunca tarea aislada. Los padres han sido siempre protagonistas muy queridos y cuidados en la preparación de los sacramentos de sus hijos, con sesiones específicas para ellos. Participaban activamente no sólo en el día dedicado a ellos en los campamentos, sino también en las excursiones familiares de fin de curso a diferentes lugares de la geografía navarra. Muchas veces a santuarios de la Virgen. Eran días de convivencia alegres y felices.
Como complemento principal de la catequesis para toda la familia celebramos la Misa dominical y de los días festivos a las 12h. Misa de niños-Misa de las familias, en las el Párroco explica con lenguaje sencillo y a su alcance, el Evangelio y las otras lecturas del día a los niños. Aprenden a seguir la Liturgia y a participar en ella, con la colaboración de los catequistas.
Pese a lo arduo que pueda resultar en ocasiones, la catequesis es una tarea delicada, gozosa, sobre todo cuando se la observa con cierta perspectiva. Exige de nosotros fe en Jesús, confianza, preparación, adaptación a los tiempos, paciencia… pero de lo que trata es de sembrar con amor. La siembra se hace de la mano del Señor, pero la cosecha es suya.
Desde la diócesis y la parroquia ha habido mucho interés en la formación de los catequistas. Desde los tiempos de D. Fernando Sebastián que vio esta tarea muy necesaria, los catequistas hemos acudido acompañados o no por D. Federico a las sesiones y cursos que se han planteado en la Diócesis. Además en la parroquia hemos recibido sesiones y clases de formación en diversos temas de dogma y moral. Más recientemente, casi se ha hecho una tradición que en Adviento y Cuaresma sacerdotes y catequistas de la parroquia nos reunamos en un monasterio próximo, generalmente en Alzuza, para hacer un día de retiro. En ocasiones lo hacemos en la parroquia. A estos retiros se invita y acoge a los feligreses que quieran acompañarnos. Son días de oración y reflexión, vividos con paz y alegría.
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Algunas ideas clave para las catequesis
“La educación en la fe de los niños supone un compromiso serio y trascendental de los padres. De ahí que la educación de los padres sea un punto importantísimo en su tarea de cristianos”
“Conocer la trayectoria de las catequesis, las opiniones de los catequistas, el parecer de los mismos niños y la palabra de los sacerdotes, en comunión de unos y otros, es tema necesario para una buena formación de todos, dentro de la comunidad de la parroquia”
“De nada serviría el esfuerzo de catequistas y sacerdotes en dicha tarea si los padres se desentienden de ella. Todos unidos podemos crear una comunidad creyente, con valores que sepan responder al reto de nuestro mundo y dar razón a la fe en Cristo, como exponente de nuestro ser cristiano en el mismo mundo en el que vivimos”
“El Catequista es testigo y piedra
fundamental de la Parroquia en el anuncio
del Evangelio y servicio a la comunidad. Es
una gracia de Dios, en vasijas de barro, que
invade el corazón creyente y se extiende
contagiando a los hermanos.”
A) Compromiso serio del catequista:
- Una fe sólida en todo lo que enseña y propone, sabiendo que lo que dice es el mejor camino para los niños.
- Una esperanza asentada en la palabra de Dios, como camino de salvación, como cimiento de vida, como itinerario de la misma vida.
- Un amor grande a Dios y al prójimo, como base de su compromiso.
- Un meditar y conocer todo esto en la Oración y encuentro con Dios, como lo hacía el mismo Cristo.
- Un estar unidos a todo el grupo de catequistas sin diferencias ni distinciones de cursos o grupos, y a los sacerdotes de la parroquia, que son los guías mejores y mas seguros, aun con sus fallos y defectos, de la comunidad.
B) Ideas fundamentales de todo el itinerario propuesto:
- El Credo que rezamos y proclamamos, como doctrina y mensaje de vida cristiana:
- Dios Padre y Creador.
- Dios Hijo, hecho hombre para los hombres, redentor y liberador del pecado y de la muerte, por sus hechos, palabras, muerte en cruz y resurrección.
- Dios Espíritu Santo, como fuerza, aliento y vida de la Iglesia fundada por Cristo sobre la roca de los apóstoles, que la sostiene, la protege, la hace caminar, aunque a veces parezca zozobrar, pero que la lleva al mejor puerto defendiéndola de tempestades, maligno y fuerzas del mal.
- Los sacramentos como signos claros y eficaces de la gracia y la presencia de Dios en la vida de la Iglesia. Y entre ellos la EUCARISTÍA, en la que se encierra toda la vida de Dios en Jesús por medio del Espíritu. Los demás sacramentos dependen y nacen de ella. Sin la Eucaristía, los demás sacramentos, serían, meros ritos vacíos de contenido.
- La Oración como fuerza motora, encuentro decisivo, alimento necesario, y vida para el creyente y mas del catequista, para llenarse de Dios y así vivirlo y ofrecerlo a los niños y los demás.
- Y la Vida moral o comportamiento ante la vida y sus realidades, ante las cuales hay que tomar decisiones y ser testigos de lo trascendente viviendo como vivimos en lo inmanente de cada día. El hombre cristiano debe saber vivir a Cristo, mediante los sacramentos, la oración y su voluntad bien asentada en la fe y en la inteligencia, su vida diaria.-
C) Todo esto sirve para todos los cursos desde los 7 años hasta los 16 de Confirmación, distinguiendo tiempos y materias:
- De 7 a 12: Lo que hemos propuesto en el itinerario:
1) Dios Padre y creador
2) Dios Hijo y redentor.
3) Sacramentos e Iglesia: Espíritu.
4) Oración, celebración y oraciones
5) Pequeños compromisos...
- De 12 a 16: Sobre las cien preguntas y otros textos, sobre todo la Biblia, leída y meditada, descubrir las:
1) ACTITUDES MORALES
2) La figura de Cristo y sus actitudes como cimiento principal.
3) Los grandes testigos de la fe.
4) Espíritu Santo e Iglesia comunidad.
Los valores fundamentales del cristianismo, frente a los que plantea el mundo y todo esto desde la FIGURA SEÑERA DE CRISTO A TRAVÉS DE LA FUERZA DEL ESPÍRITU SANTO.
Sin olvidar, desde luego la figura de María, como modelo de creyente y obra del Espíritu Santo.